Aparecen los problemas sociales derivados de una deficiente atención a la demografía de Irámuco y Parácuaro. Irámuco y Parácuaro, las dos comunidades rurales de Acámbaro con mayor población, comienzan a revelarse como ejemplos de ruptura social, con problemas de delincuencia y deterioro por fallas en los servicios municipales.
Decenas de personas, habitantes de Irámuco, se dieron cita en el jardín principal cuando supieron que se contaría con la presencia de Gerardo Silva Campos, quien, efectivamente, arribó al lugar conduciendo su camioneta, irradiando el gusto de convivir con la gente, saludando y estrechando la mano de cada uno, con cálidas palabras para cada quien, dispuesto a escuchar y atender peticiones, comentarios, quejas, opiniones. O simplemente el intercambio de frases cordiales y sencillas con la gente de bien, algunas que de manera tímida apenas se atreven a manifestarse, ante la presencia de quienes consideran “hombres del poder municipal”, con quienes no quieren confrontarse.
Pero ante la confianza que les inspira la juventud del presidente Gerardo Silva, sonriente y atento, se deciden a expresar con franqueza lo que está ocurriendo en Irámuco: vandalismo de los famosos “chetengues”, robos en casas – habitación, riñas y broncas, pero lo peor de todo: impunidad, ya que, según dice el comandante Pedro Gutiérrez, al realizar las consignaciones al ministerio público, los afectados no concurren a ratificar sus denuncias. Sin embargo, tampoco la dirección de seguridad municipal ha actuado para prevenir los ilícitos ni aplicar sanciones u obligar a reparar los daños.
Por cierto, se observa que la gente señala los lugares de reunión de algunos rufianes en calles oscuras, por lo que también piden que se atiendan mejor las necesidades de alumbrado público.
A todo esto se agregan las constantes fallas en el servicio de recolección de basura y, más aún, la existencia de servidores públicos prepotentes que rebasando sus funciones se han enfrentado a ciudadanos de la comunidad. Todo esto sin contar la inconformidad que ha generado la deficiencia de la Planta de Tratamiento de Aguas, que opera a una tercera parte de su capacidad y que ha sido la causa de encharcamientos e inundación de hogares por las aguas negras.
Finalmente, la atención personal del presidente municipal logra dar esperanza de arreglo y solución de esos problemas.
Y, en efecto, por ejemplo, se espera que el vandalismo sea afrontado de una manera más enérgica y efectiva por la policía municipal, con una mayor participación de la comunidad. Pero, obviamente, hacen falta mayor cantidad de acciones promotoras del deporte y de la cultura, no nada más celdas carcelarias, como las que comenzarán a construirse con la remodelación de la delegación municipal y la instauración del módulo de seguridad.
Por supuesto, una población de la magnitud de Irámuco, si no es atendida permanentemente en todas sus necesidades sociales, culturales, económicas y educativas, a fuerza que comenzará a mostrar la problemática derivada de un crecimiento demográfico desordenado y sin mayores satisfactores.
Algo semejante se vio en la visita de Gerardo Silva a la comunidad de Parácuaro, donde también le fue planteado un panorama social con grupos delictivos, faltas administrativas y fallas en los servicios públicos de recolección de basura y alumbrado. Igualmente, en Parácuaro será construido un módulo de seguridad, con celdas y barandilla, pero lo primordial es que se implementen programas de integración social, se cumpla con todos los servicios municipales, incluyendo la promoción de empleo y la atención a la salud.