El cardenal Jorge Mario Bergoglio ha
sido elegido Sumo Pontífice, 265º sucesor de Pedro, tomando el nombre de
Francisco. Es el primer Papa latinoamericano, el primer Pontífice miembro de la
Compañía de Jesús y el primer “Francisco” de la historia.
A las
7:06 de la noche, tiempo del Vaticano, el miércoles 13 de Marzo, el humo blanco
de la chimenea colocada en la Capilla Sixtina anunció a los fieles católicos
congregados en la Plaza de San Pedro, alrededor de 100 mil, que el cónclave
iniciado el día anterior había concluido. La algarabía, el entusiasmo y la
emoción desbordados inundaron la plaza, más aún cuando, a las 8:12 p.m., el Cardenal
Protodiácono Jean Louis Tauran anunció a la multitud y al mundo entero:
¡Habemus Papam! (Tenemos Papa) mencionando, ante el asombro de todos, el nombre
de Jorge Mario Bergoglio, cardenal jesuita de Buenos Aires, Argentina, quien
aceptó la nominación de Sumo Pontífice con el nombre de Francisco, seguramente
en honor de San Francisco de Asís.
Así,
a poco más de 25 horas de haber iniciado el cónclave, los 115 cardenales
electores se decidieron por un cardenal hispano-americano. Recordamos que, después
de la muerte del polaco Juan Pablo II,
el arzobispo jesuita de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, fue el segundo candidato
más votado por sus pares en 2005.
Bergoglio ha
cumplido ya los 76 años y ningún vaticanista lo colocaba el lunes entre los
candidatos con más opciones. No obstante, el portavoz del Arzobispado de Buenos
Aires, Federico Walls, informó el lunes de que Bergoglio “es papable como los
demás cardenales”. Y señaló que su figura "es muy apreciada no sólo a
nivel nacional sino internacional".
Antes de que el
nuevo Papa saliera al balcón, un destacamento de honor de la Guardia Suiza
Pontificia, en uniforme de gran gala y llevando el estandarte pontificio, se
situó bajo la “loggia”, seguido por una representación de los diversos cuerpos
del Ejército italiano que desde 1929 rinden homenaje al Papa en las ocasiones
importantes, en señal de reconciliación entre la Santa Sede y el Estado
italiano. La Banda de la Santa Sede acompañaba la espera. Apenas se ha sabido
el nombre del nuevo pontífice, la multitud ha empezado a cantar en coro:
“Francisco, Francisco”.
Sin pecar de etnocentristas,
exponemos que casi la mitad (el 42%) de los Mil 200 millones de católicos que
hay en el mundo viven en Latinoamérica, cifra muy superior al 25% que suman los
europeos de la misma religión. Pero la Iglesia Católica nunca había designado a
un latinoamericano como Papa.
Bergoglio, hoy Su
Santidad Francisco, es el 265º Sucesor de Pedro.
El nuevo Pontífice
ha dirigido estas palabras a los fieles:
"Hermanos y
Hermanas, ¡Buenas Noches!"
"Sabéis que
el deber del Cónclave era dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos
cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo... Pero estamos aquí... Os
agradezco la acogida. La comunidad diocesana de Roma tiene a su Obispo:
¡Gracias! Y antes que nada, querría
hacer una oración por nuestro Obispo Emérito, Benedicto XVI. Recemos todos
juntos por él, para que el Señor le bendiga y la Virgen lo custodie.
(Se ha rezado el
Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria)
"Y ahora,
empezamos este camino: obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que
es la que preside en la caridad a todas las iglesias. Un camino de fraternidad,
de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: los unos
por los otros. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran fraternidad.
Os deseo que este camino de la Iglesia, que hoy comenzamos y en el cual me
ayudará mi Cardenal Vicario, aquí presente, sea fructuoso para la
evangelización de esta ciudad tan hermosa. "
"Y ahora
querría dar la bendición, ... Pero
antes, antes, os pido un favor: antes de que el obispo bendiga al pueblo, os
pido que vosotros recéis al Señor para que me bendiga: la oración del pueblo,
pidiendo la bendición para su Obispo. Hagamos en silencio esta oración de
vosotros por mí.
"Ahora os doy
la bendición a vosotros y a todo el mundo, a todos los hombres y mujeres de
buena voluntad."
"Hermanas y
hermanos os dejo. Muchas gracias por
vuestra acogida. Rezar por mí y hasta pronto. Nos veremos pronto: mañana
quiero ir a rezar a la Virgen, para que custodie a toda Roma. Buenas noches y
que descanséis!”
Noventa minutos antes de que la chimenea de la Capilla Sixtina emitiese
humo blanco, sobre ella se posó un ave.
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