México,
D. F., 23 de febrero.- El reconocido periodista y escritor Vicente Leñero
presentó en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería su última
obra, “Más gente así”, un conjunto de 15 relatos sobre personajes famosos,
entre los cuales sobresalen Graham Green, Agatha Christie, José María Morelos,
el cardenal Posadas y varios más.
Acompañado
de su colega Juan Villoro, Leñero hizo una remembranza de sus tiempos de
estudiante de ingeniería en el antiguo Palacio de Minería, allí mismo, en el salón
de actos donde presentaba sus exámenes y que era conocido como “la maternidad”,
porque “los ponían a parir”, según cuenta con el buen humor que conserva, a
pesar de sus 80 años de edad, nacido en el año 1933 en la ciudad de
Guadalajara.
Una
buena parte de la presentación de dicho libro, la dedicaron Juan Villoro y
Vicente Leñero a la narración de una supuesta entrevista con Graham Green. Y
decimos “supuesta” porque nos dice Leñero que en estas narraciones se mezcla lo
real con lo ficticio
Villoro interrogó
a Leñero sobre la realidad y la ficción, la verdad y la mentira, para espetarle
a quien llamó “maestro en todos los géneros”: esa es la maestría de Leñero en
este cuento.
–O la maña – dijo,
sonriente Leñero, autor de muchas obras de gran éxito: Los Albañiles, El
Evangelio de Lucas Gavilán, Los Periodistas, El Crimen del Padre Amaro, El
Callejón de los Milagros y otras más.
Y explicó que su
sistema de aprendizaje en las letras ocurrió al revés: Comenzó con la
experimentación, por el cuidado en la forma y la estructura, y acabó
interesándose por la historia.
No por el cómo se escribe sino qué. Y a partir de ello, fue de lo trascendente
al detalle –“quizá por deformación periodística” –, del hilo dramático, de los
momentos culminantes, al color de la pijama, la descripción de un puesto de
periódicos, el nombre de la calle…
Y en este punto
contó que hacia el medio siglo pasado, cuando comenzaba a escribir, los autores
mexicanos omitían, por ejemplo, detalles como ese del nombre de las calles
“porque les parecía que si los ponían no interesaban al lector extranjero y eso
les impedía la internacionalización, mientras que los escritores extranjeros no
tenían empacho en hacerlo, los neoyorkinos escribían los nombres de los sitios
de Nueva York tranquilamente”.
Para sustentar
todo lo anterior narró una anécdota maravillosa, de cuando entrevistó a María
Félix en su casa, allá por los setentas:
“Yo estaba atento a
lo que decía y me olvidé de los detalles. Cuando terminé de escribir me di
cuenta de que sin esos detalles la crónica no funcionaba. Pero como no me había
fijado en ellos, los inventé”.
Tras la carcajada
general, Villoro dijo que esos detalles permiten a Leñero pintar incluso la
condición psicológica del personaje, como en el cuento El cardenal Posadas, del
volumen en cuestión.
Hablaron también
de Quién mató a Agatha Christie y de un par de relatos más de Más gente aún,
pero la hora se agotó. Villoro alcanzó a decir que este es el libro más libre
de Leñero.
–Perdí mucho
tiempo obsesionado con la forma, como buena parte de mi generación –dijo.
Villoro le reviró:
–Lograste llegar a
ser un vanguardista tranquilo.
Vicente Leñero resumió:
–Quería llegar a
la sencillez extrema. Con el tiempo, los años y la vejez, lo alcancé.
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