A los acambarenses: nada de discursos violentos
Por: Jesús Orozco
Con motivo de los últimos acontecimientos en perjuicio de diversas familias, desde asaltos domiciliarios hasta cobardes secuestros, todos perpetrados contra personas de diversa condición en lo económico, social y cultural, se ha suscitado un creciente temor o inquietud entre la sociedad, pero también una forma idónea de manifestar oportunismos descarados que buscan definiciones en bandos y posiciones políticas.
Y todos estos dimes y diretes se han recrudecido a partir de las campañas políticas y, ahora, en el periodo intermedio del día de la elección al próximo 10 de Octubre, día en que se efectuará el cambio de gobierno municipal.
Con el secuestro de don Jorge Núñez López, cuya personalidad política y empresarial queda fuera de cualquier discusión, las voces de uno y de otro bando (parecidas a las de los Capuleto y Montesco) se han desorbitado, con palabras soeces, agresivas y amenazantes, sobre todo a través de internet, queriendo poner a la sociedad acambarense al borde de la polarización, con falsas disyuntivas.
Falsas disyuntivas como aquellas que para posicionarse en uno de los bandos o partidos creen que solamente pueden hacerlo lanzando toda clase de improperios al bando o partido contrario.
Algunos muestran no conformarse con dejar que los procedimientos legales se impongan en todas las cuestiones a que den lugar supuestas turbiedades de la política, como ha sido el caso del asunto de los terrenos de la feria. Pero en que el mismo dirigente estatal del PRD, Miguel Alonso Raya, ha aceptado que hasta los propios regidores perredistas “se rajaron” a la hora de ratificar su declaración ante el Ministerio Público. Y esos mismos que “se rajaron y no quisieron entrarle”, ahora ven el momento de asumir posiciones extremas, como formas de llamar la atención para buscar colarse al próximo gobierno.
Sin embargo, persisten las voces irritadas que se manifiestan en distintos medios, principalmente en internet, por cierto en uno y en otro sentido.
Los acambarenses que presumimos de ser entes pensantes y de razón debemos insistir en estos momentos en mantener responsablemente la serenidad, pero también debemos exponer que hemos dejado pasar el tiempo, pues han crecido, sin ningún control, los escenarios del crimen: tienditas de droga, centros de vicio sin vigilancia, moteles que transgreden la legalidad, proliferación de venta de alcohol sin permiso, nula vigilancia policial municipal en general, abusos e indiferencia de policías, robos a negocios y domicilios con toda impunidad y un largo etcétera, en que privan las negligencias, ineptitudes y valemadrismos de la autoridad, además de un sistema de emergencias que a más de 6 años de haberse implementado el 066 sigue funcionando a medias.
No obstante, debemos dejar que los móviles naturales del caso actúen y se concentren para que don Jorge Núñez recobre la libertad. Eso es lo más importante. Dejemos los pronunciamientos agresivos para otros momentos, pues mejor sería no contribuir a la polarización que tanto afecta a las sociedades. Del lenguaje violento se pasa con facilidad a los hechos violentos, parafraseando a Octavio Paz.